martes, 26 de enero de 2016

Él tenía 12 años, y le decían "culón".

Con 17 años de edad, contaba yo con un físico muy bien formado. Nunca fui delgado, siempre tendí a ser corpulento, lo que no significa que tenga sobre peso. Por eso fue fundamental el deporte en mi vida. A los 17 era un adolescente de 1,83 M de altura. Con cabello castaño, y ojos marrones, contaba con un físico ancho de hombros, y musculoso. Al jugar al rugby, y al hacer natación, mi físico no le tenía que envidiar nada a nadie. Mi piel siempre fue blanca y, en ésa época al practicar natación, era mi obligación mantener mi cuerpo "libre de bello corporal", por lo que estaba afeitado del cuello para abajo.



Eran vacaciones de verano, no había actividad en mi club deportivo, ni tampoco algo divertido que hacer. Decidí irme del pueblo en el que vivía, para ir de vacaciones al departamento de mi tía en la ciudad de Buenos Aires. Mi tía estaba casada con un hombre que la mantenía siempre ocupada, siempre salían a pasear, por lo que yo disfrutaba del departamento que tenía aire acondicionado y jugaba con los videojuegos. 

Cuando me aburría, no lo pensaba dos veces, salía del edificio y paseaba por la plaza que había en frente, una plaza gigante que tenía de todo. Grandes parques con mucho verde, ferias callejeras, y una gran pileta pública que se llenaba con gente de todas las edades. A falta de dinero para ir a la playa, la opción de estar en la ciudad de Buenos Aires, no estaba tan mal.

Un buen día, vino a cenar al departamento de mi tía una amiga de ella con sus dos hijos, Tomás de 15 y Matias de 12 (recién cumplidos). Tomás era un joven con buen físico, morocho y piel blanca, pero muy serio y fanático de los automóviles. Un tema que a mi no me interesaba en absoluto, además no le gustaban los videojuegos de pelea, (a mi me encantan). Por lo que no tuvimos cosas en común.

Por otro lado estaba Matias, un chico muy amigable que se reía mucho. Siempre dispuesto a hablar de cualquier cosa, y me contó que siempre iba a refrescarse a la piscina pública del parque, ya que él también vive en un edificio del otro lado del mismo. Al comentarle que me quedaría de vacaciones por unas semanas, inmediatamente acordamos encontrarnos al día siguiente para ir a la piscina juntos. 

Matias, a comparación de su hermano, tenía cabello negro y piel trigueña. Tenía labios carnosos, lo que hacía que, cuando sonreía, a uno le daba ganas de que esa risa no se termine nunca. Su actitud amigable y amable, construía un ambiente muy confortable, por lo que me gustó la idea de ser su "amigo de verano".

A los 17 años, era yo heterosexual, y tuve dos novias hasta ése momento. Mi primer novia la tuve en el último año de la escuela primaria, a los 12 años, y duró hasta los últimos meses del segundo año de secundaria. Con ella tuve mis primeras veces, y todo terminó cuando mi familia se tuvo que mudar por un nuevo empleo que le surgió a mi padre. Mi segunda novia, la tuve un año después de mudarnos, a los 16 años, fue mas un acuerdo sexual que por amor. Ambos nos teníamos ganas, ella tenia 17 años y era jugadora de voley, y yo de rugby, en el mismo club. Nuestro noviazgo duró 7meses. Terminamos porque se nos fue el interés sexual.

Cuando conocí a Matias, jamás se me pasó por la mente algún interés sexual sobre él, es decir, ni por alguien de mi mismo sexo. Por lo que me tomó por sorpresa la situación que se me presentó al día siguiente, cuando nos encontramos en horas de la mañana para ir a la piscina pública, donde pasaríamos todo el día.

Quedamos, con Matias, en encontrarnos a las 10 de la mañana en el parque, ya que la piscina pública abría a las 10:30 y queríamos ser los primeros. Salí del edificio donde vive mi tía, y fui caminando por el gigantesco parque hasta llegar al lugar donde habíamos quedado en encontrarnos. Cuando me fui acercando al puesto de helado, en la feria, lo miré con extrañeza, a Matias, por estar vestido con un short de fútbol y una camiseta del club Boca Juniors. Traía una mochila color verde y amarilla, que se veía casi vacía.

Por mi parter, fui vestido con un traje de baño tipo bermuda, hasta las rodillas, y una camiseta blanca. Lo que me llamó la atención, es que Matias no traía el traje de baño puesto, como habíamos quedado. Ya que queríamos ser los primeros en meternos al agua. Por lo que, al saludarlo, le digo: 

Yo - "Hola Mati! Parece como si fuésemos a jugar al fútbol y no a meternos a la pileta". Le digo con tono de chiste, y dándole la mano.

Él - "Jeje, lo que pasa es que estuve jugando al fútbol con unos amigos. Pero traigo el traje de baño en la mochila, también traje unos refrescos congelados para que estén fríos cuando salgamos del agua". Me dijo con su típica sonrisa.

Revisé la hora en mi celular, y todavía no marcaban las 10. Era muy temprano, así que caminamos un rato por la feria y el parque. Cuando pasamos por un puesto donde vendían juguetes, un hombre de unos 40 años, un poco gordo y pelado, miró a Matias y lo saludó diciendo: 

El hombre - " Hola 'culón'! Qué haces?". Le dijo a Matias con total naturalidad.

Matias - "Hola! Jaja, él es Santiago, (contestó Matias, señalándome, ya que ése es mi nombre), es un amigo nuevo y vamos a la piscina pública". Comentó Matias con total confianza. Y me aclaró en voz baja que el señor "Francisco" era un amigo de su mamá.

Yo saludé con la mano y no dije nada. Seguimos caminando, pero me quedé pensando en el saludo que le dirigió aquél hombre a Matias. La palabra "culón", se utiliza en Buenos Aires para definir a la gente que tiene un "trasero grande". 

Durante el tiempo que nos tomó llegar las instalaciones de la piscina, mis ojos no podían dejar de ver la retaguardia de Matias, es como si la definición de Francisco, me despertara la curiosidad... Pese a que, cuando conocí a Mati, había notado sus nalgas redondas y paradiras. Era un trasero digno de ser aplaudido... Pero como recién lo conocía, sumado a que solo es un chico, y no imaginaba hacer nada con alguien de mi mismo sexo, no me llamó la atención en el momento.

LLegamos al lugar, una vez allí, fuimos los primeros en llegar. Sólo había empleados de mantenimiento, y "guardavidas" (son los empleados que se ocupan de vigilar que nadie se ahogue). La regla del lugar era, para entrar a la pscina, había que vestir traje de baño.

Nos dirigimos al vestuario, en el mismo había algunos viejos hablando entre ellos. Con Matias nos dirigimos al otro lado del vestuario, donde no había nadie. Cuando me iba a sentar en la banqueta, veo a Matias que colocó su mochila velozmente en su lado de la banqueta, y no tardó ni dos segundos que ya se había quitado su camiseta. Cuando terminé de sentarme, ya tenía a Matias parado delante mío, dandome la espalda (seguramente para que no le viera su herramienta), y se inclinó bajándose su short. Matias, sin imaginarlo, me dejó la "primera plana" de lo que era su trasero pálido. Le vi hasta el asterístico.

No tardó más que segundos en ponerse su traje para la pascina. Una especie de calzón de licra, tipo boxer, color negro. En mi menté quedó grabada la imagen de sus hermosas "pompas" apuntándome. Mi pene estaba que ardía, y se notaba. Pero creo que Mati no lo había notado.

Una vez en el agua, nadamos, nos reíamos, hablábamos de todo. Pero en mi mente sólo había lugar para el trasero pálido de Mati. 

Al finalizar el día, Mati tenía muchas ganas de que vaya a dormir a su casa. Quería jugar con los juegos de la consola PS. Con solo decirme la idea, mi pene se puso duro, escuchar su tono de voz, inocente, y su carisma particular. Comenzó a excitarme.

Le avisé a mi tía que iría a dormir a la casa de Matias, le pareció bien. Fui con Matías a su casa, sus padres estaban separados, por lo que vivía solo con su mamá y su hermano. Su mamá era una mujer muy simpática, también estaba muy ocupada, ya que atendía un kiosco propio. El mismo estaba sobre la misma calle de su casa, y atendía las 24 horas, y contaba con dos empleados. Así que su mamá, pasaba la mayoría del tiempo en el negocio.

Ése día en particular, Tomás (su hermano mayor) fue a dormir a la casa de un amigo. Así que, ahí estaba yo. Con 17 años de edad, me invitó a dormir a su casa el hijo de una amiga de mi tía, él tenía 12 años recién cumplidos. Y su "fresca" personalidad, sumado a su particular trasero (bastante nalgón). Me tenía hipnotizado, yo le seguía la corriente en todas las charlas y juegos que él proponía, pero mi mente sólo lo quería tener desnudo para verlo y disfrutarlo.

Su mamá se acercó a la casa para traer unas pizzas, nos dijo que nos portemos bien, y que lavemos las cosas que usemos después de comer. Luego se fue a seguir trabajando.

Ya habíamos terminado de comer y lavado los platos, así que estábamos jugando un juego de carreras de autos, cuando Matias dice que está cansado. Así que me pide que lo acompañe a preparar las cosas para dormir.

Fuimos a su cuarto, corrimos la cama y colocamos dos colchones en el piso (idea mía). Preparamos todo y nos acostamos cada uno en su colchón, ambos colchones colocados "estratégicamente" uno al lado del otro. Matias me comentó que siempre, antes de dormir, le gustaba leer libros de chistes. Me pareció buena la idea, así que él se puso a leer en voz alta los chistes de un libro que tenía. Yo lo miraba y me enamoraba de aquél chico que se reía a mi lado.

Los dos traíamos puesto camisetas y shorts, hacía mucho calor y, además, quería verlo "suelto de ropa". El calor se hacía insoportable, ya que era verano, así que le dije a Matias que me quería bañar. Él me dijo que no había problema, así que fui al baño y me metí en la regadera. Bajo el agua fría me masturbé pensando en él. Cuando terminé, me sequé, y me quedé sólo con un short (sin calzón). Volví al cuarto y me acosté al lado de mi amiguito. Él me miró y me dijo que también se iba a bañar.

Se puso de pié, se quitó la camiseta y la dejó sobre un mueble. Abrió el armario, y sacó una toalla. Se fue para el baño, y quedé sólo en el cuarto. En ese momento, en mi mente, debatía entre las ganas de ir a espiarlo por la cerradura de la puerta, o quedarme de brazos cruzados acostado. La cordura le ganó a mi morbosidad, me quedé acostado leyendo algunos chistes del libro para que me distraigan de mis pensamientos obscenos.

Pasaron unos 15 minutos cuando Matías regresó al cuarto sólo tapado con la toalla, envuelta alrededor de su cintura... Se imaginarán que mi pene se catapultó hacia arriba al verlo así. Me dijo:

Matias - "Ya me bañé, no llevé ropa limpia al baño". Me decía mientras mantenía la toalla en su cintura agarrada con sus manos.

Yo - "Emmm... Y... Te vas a acostar así?". Le contesté recorriendo todo su cuerpito con mis ojos. 

Matias - "No, ahora me pingo el boxer": Me dijo, mientras me daba la espalda y se quitaba la toalla. Nuevamente me regaló la imagen de su nalgón trasero, seguramente para que no le viera el pene (por la forma en que lo hizo, pensé que le daba verguenza que le viera el pene). Pero esta vez no fueron segundos, ya que comenzó a buscar su boxer por los cajones de su ropero.

Mientras, yo, no dejaba de verlo. Tenía a ese hermoso chico de 12 años desnudo frente a mi. Buscando un calzoncillo, mientras sus hermosas nalgas se movían alrededor de mi cabeza, recuerden que estaba acostado y viendo el panorama desde abajo. Así estuvo, buscando por unos3 o cuatro minutos maravillosos, hasta que "volví en mí" y le pregunté:

Yo -"Quieres que te ayude a buscar". Sentándome en el colchón, con mi cara a metro y medio del trasero de Mati.

Con esa pregunta, Matias dejó de buscar, e hizo un gesto con los hombros como diciendo "qué más da". Se volteó hacia mi y me dejó la primera plana de su pene, hermoso, blanco y con huevos rosados. Todavía era lampiño, y tenía su pene parado. Medía como unos 11 cm... Todo mi cuerpo quería "comer a ese chico", mi boca hacía más "baba" de lo normal, como gritándome "ya bobo, métete ese manjar en la boca"..

La realidad era que yo no me sentía gay, no se me pasaba por la cabeza el conflicto entre la heterosexualidad y la homosexualidad. Simplemente me excitó mucho ver a Matias, por su edad, por su carisma, por esas nalgas redondas, firmes, y sus piernas "carnosas". Su cuerpo era, como se dice en México, "llenito". Ni gordito ni flaco raquítico. Tenía un cuepito que invitaba a que le dieran "mordidas" y besos por todos lados.

Aguantando las ganas, porque no quería cometer un error que pagaría caro. Le dije:

Yo- "La tienes parada, quieres que nos agamos una paja?... ". Le pregunté con tono de broma, pero con claras intenciones de tocarlo todo.

Él- "Emmm, me da verguenza". Se había puesto colorado, y colocó sus manos sobre su pene para taparlo.

Yo -"Jeje, a mi también, pero ya que estamos solos, y nadie molesta... Además la tienes parada porque tienes ganas de pajearte. Yo también la tengo parada...". Le dije dejando un espacio para que me pida que se la muestre, y más excitado que nunca.

Él- "jaja! En serio?, puedo verla?... " . Me pregunto sonrojado, un poco tímido, como si fuera la primera vez que le pide a alguien que le muestre la verga.

Yo- "Bueno, ven al lado mío". Le dije mientras lo invitaba a sentarse al lado mío, se acercó hacia mí, completamente desnudo, y se sentó al lado.

Yo no lo pensé dos veces, me puse de pié y me bajé el short. Mi pene, de unos 17 cm, (nada de otro mundo), salió disparado hacia adelante, a centímetros de la cara de Mati. Ya la tenía mojara, de lo caliente que estaba. Él la miraba, en silencio, y se tocaba su pene. Le pregunté si la quería tocar, y puso cara "como de negación". Le dije, "vamos, date el gusto"... Sin pensar bien lo que le quise decir. Yo veía "como que él tenía ganas de agarrarme el pene, pero que no se animaba"... Así que me empecé a masturbar despacio, el miraba hipnotizado la cabeza de mi pene... Y como no se animaba a tocármela, decidí sentarme a su lado, le pedí que se acueste al lado mío. Con mi mano derecha me masturbaba, y con la hizquierda le agarré su pene. 

Ése momento fue la gloria, sentir en mi mano ese penecito me encantó. Le pregunté si le gustaba que lo masturbe, y me hizo una seña con la cara, invitándome a seguir tocándolo. 

En ese momento, en mi cabeza ya me sentía libre. Dejé a un lado el "miedo a que Mati le cuente a alguien", y decidí meterme ese pene en la boca. Antes, de un salto, apagué la luz de la habitación, que quedó iluminada sólo con la luz de la luna que ingresaba por la ventana. Él estaba acostado boca arriba, me coloqué entre sus piernas, y con mi cabeza a la altura de su pene. Con mi mano izquierda le recorría el cuerpo entero, sus hombros, su pecho, su abdomen. Me encantaba acariciarle el pubis, suave y lampiño.

Con la mano derecha le tiraba el prepucio para abajo y arriba. Lo masturbaba despacio mientras le chupaba el glande, rosado y con un aroma a jabón exquisito. Él me miraba relajado, sin decir nada, cada tanto cerraba los ojos y hacía un "mmm, ah". Por momentos, se animaba a tomarme la cabeza con sus manos, mientras se la mamaba. Era excitante sentirlo disfrutar.

Verlo relajado, y sentir que él también disfrutaba, me excitó mucho más. Decidó "comerme" ese cuerpo de 12 años recién cumplidos. Entre besos y lamidas, subí desde su maravilloso pene, por su pubis, pasando por su ombligo, me quedé un rato en sus pezoncitos. Levanté la cabeza para mirarlo a la cara, y él estaba con los labios de su boca cerrados, como diciendo: "en la boca no". Me produjo ternura, jeje.

No quería perder el tiempo, su mamá podía volver a la casa en cualquier momento a ver cómo está todo. Así que le besé los brazos, y volví a su pene. Mientras se lo chupaba, sentí un sabor extraño, y sentí el olor típico del semen. Me di cuenta que él estaba por terminarme en la boca, la idea me encantó, pero quería más tiempo para disfrutar de su culo.

Yo seguía colocado entre sus piernas, con la cabeza a la altura de ese pene hermoso. Le pedí que se ponga boca abajo, lo que hizo sin preguntar nada. En ese momento me encontré con mi "sueño" más deseado, hecho realidad. Renía sus nalgas bajo mi cara, el panorama era maravilloso, la técnica era la misma que la anterior. Con mi Mano izquiera le recorría toda la espalda, desde sus hombros hasta esas nalgas suaves y con las curvas de en sueño. Y con mi mano derecha le recorría toda esa raja lampiña con olor a jabón. Y como yo núnca antes había chupado un culo, no sabía por donde empesar. Así que comencé a darle besos en las nalgas y, cada tanto, le separaba despacio las nalgas para lamerle la raja. Me encantaba lamerle el ano, provocaba en Mati un gemido seguido de movimientos impulsivos.

A eces, le preguntaba si quería que siga, si le gustaba lo que le hacía. Su respuesta era corta y simple, me decía "sigue"... Creo que no le gustaba demostrar tanto, le gustaba pero no quería quedar como un afemindado. Eso me encantaba, creo que si, en vez de mostrarse masculino se hubiese mostrado como "una perrita", no hubiese sido tan maravilloso.

Hacían unos minutos desde que le estaba "comiendo" sus nalgas, la rajita, y su espalda. Mi pene estaba que explotaba.Así que decidí penetrarlo, me coloqué sobre él, mi pene en contacto con su ano, todavía no lo estaba penetrando, solo me movía apoyado entre sus nalgas, moviéndome de arriba abajo. Le pregunté si le gustaba, pero en pesta oportunidad no me contestó nada, entendí que no quería que se la meta. Pero "hice como que no entendí el mensaje", así que coloqué sus piernas debajo mío, me coloqué de rodillas a la altura de su trasero y apunté mi pene hacia su hyito. Cuando hice un poco de presión para que le entre, sentí cómo se tensó todo su cuerpo. Estaba decidido a metersela, así que volví a hacer presión, ésta vez un poco más fuerte. Peró Matias levantó la cabeza de la almohada, en sintonía con un quejido fuerte. Yo sentí que le entró la mitad de mi pene. Antes de que él me diga algo, decidí meterselo todo, así que hice un tercer empujón. Mi pene estaba completamente dentro de ese hoyito virgen y rosado, con mis huevos en contacto con esas nalgas hermosas. 

Me quedé sobre él,con mi pene metido en él,por uno momento. Matias no me decía nada, pero noté que daba señales de estar incómodo. Pero yo estaba muy caliente, y él no se quejaba ni lloraba, así que decidí seguir. Comencé el "mete y saca" despacio, y fui acelerando, el sonido del "splash" que generaba el contacto de mis testiculos golpeando con esas nalgas de 12 años, me calentaban. 

Sentía que me venía adentro de él, pero no sabía si hacerlo o no. Asi que frené un poco las embestidas y, recostándome sobre el (cuidando de no aplastarlo), le pregunté al oído si quería que siga o si quería que pare. Giró su cabeza, y me miró a los ojos. Vi que estaba por llorar, tenía los ojos llorosos. Y me dijo: -"Me duele". No puede evitar darle un beso en la oreja, y le dije: "bueno, ya me salgo, no te preocupes". Y comencé a hacer moverme despacio, entrando y saliendo con mi pene de su cola. Es que sabía que ésto no se volvería a repetir, por lo que "alargué" un poco la retirada de mi verga de su culo.

Cuando volví a sentir que estaba por terminar dentro de él, me aguanté, y se la saqué. Le pedí que se vuelva a poner boca arriba, y noté que su pene seguía duro. Y automáticamente me metí su pedacito de carne en mi boca, y mientras le chupaba la cabecita de su pene, y lo masturbaba, sentí cómo un chorro de líquido caliente se proyectó hasta mi garganta. Era Matias, que con sus 12 añitos recién cumplidos, me había terminado en la boca, y me tragué ese reco licor jovial. Inmediatamente, sentí cómo los músculos de su cuerpo se relajaron. Se notaba que él estaba agotado, pero a mi me faltaba terminar, así que me posicioné con mi verga a la altura de su pubis, y mis bolas tocando las de él. Y me masturbé con los ojos cerrados sintiendo su cuerpo bajo el mío. Estába en el mismo éxtasis, hasta que me vine en su barriga.

Caí rendido a su costado y, mientras me colocaba en una posición en la que podía observarlo bien, con mi mano derecha le desparramé mi semen, por todo su cuerpo. No podía dejar de tocarlo, él estaba relajado y dejaba que yo lo manosee todo. 

Cuando mi cabeza recuperó un poco de sentido común, le dije que no se duerma y que vayamos a bañarnos antes de que nos vean. Matías fue conmigo al baño, y nos metimos en la ducha juntos, él estaba muy cansado. Así que lo bañé yo, el se quedó parado bajo la ducha conmigo, yo detrás de él, me masturbaba y le apoyaba el pene en la espalda y las nalgas. Y con la mano que tenía libre le pasé el shampoo, y el jabón por el cuerpo.

Cuando terminamos de bañarnos, lo sequé todo, sin dejar de aprovechar cada oportunidad para tocarlo todo y besarlo en el cuerpo cada tanto. Era hermoso, aunque gustos son gustos, realmente Matias tenía un lindo cuerpo, y una personalidad simpática y varoníl. Por eso me excitaba tanto.

Ya en la abitación, de nuevo, Mati se acostó y se quedó dormido inmediatamente. Yo decidí ponerme el short, y buscar un calzoncillo para él, en su ropero. Encontré un short de fútbol, y se lo puse estando él dormido. Es que no quería que venga la madre y lo vea desnudo.

Me acosté en mi lugar, y aproveché para darle un beso en la boca. Como vi que no reaccionó, o sea que seguía dormido, decidí abrirle un poco la boca y darle otro beso, esta vez de lengua. Me sentí en la gloria, ese beso duró unos 5 minutos, no me podía desprender.

El problema fue que mi pene se puso duro de nuevo. Asi que me hice una paja apoyando, esta vez, mis bolas en su boca semi abierta. Me excitó mucho, cuando me estaba por venir, tuve que decidir si le terminaba en la boca, o corría al baño para no ensuciar nada.

Podrán imaginar que decidí terminarle en la boca, como no tenía mucho semen, porque terminé sobre su barriga antes, y luego me hice dos pajas en la ducha mientra lo bañaba, no se escapó nada de semen de su boca. Él seguía dormido, y se tragó toda mi lechita como si fuera saliva.

Le volví a dar un beso de lengua que duró unos 3 minutos. Y por fin me dormí, claro, con mi cabeza apoyada sobre su pecho.

Al día siguiente, se despertó él primero. Me llamó moviéndome la cabeza, que seguía en su pecho. Y me desperté. Desayunamos leche con galletas, la vida es ir irónica.

Pasaron más cosas luego de esto, pero quiero que comenten y me digan si quieren que les cuente, y qué les pareció mi relato.

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